Aventura

Literatura, naturaleza y emoción.
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lunes, 23 de junio de 2025


El cuerpo sólido
Alik Handru, microcuentista chileno.


Tú habitas esa pared de huesos y piel, de sangre emotiva y de carne.

Hoy fuiste al supermercado y compraste naranjas y un chocolate amargo. Caminaste por esos pasillos y chocaste a algunas personas. Querías dejar de pensar y lo lograste. Empezarías de nuevo la vida habiendo olvidado toda la anterior. No se puede.

Conectaste con alguien que te llamó la atención y le hablas a veces. Sabes que te desea y tú ya te enamoraste. Caes en ese sosiego del placer, de verle la cara por la pantalla del teléfono y de escuchar que habla y habla hasta que logras interesarte en sus temas. Pero no: tú sólo quieres que te quieran y sueñas con todos los mimos y palabras que siempre estuvieron ausentes cuando más lo necesitabas. No puedes volver a atrás. En esos ojos que te tocaron no puedes disimular la soledad. Sé qué me dijiste que buscabas el amor, esa media mitad prometida en la mitología que aprendiste en tus primeros saberes. Buscas el ideal, alguien perfecto y que corresponda con tus propias formas, como un espejo que repite todo perfecto y tal como es. Yo te quiero feliz. No pongas tantas condiciones.

Hace días empezaste a aislarte de nuevo también. Quieres que todo te llegue a la puerta como si fuera un sueño lleno de posibilidades. Amas los sueños, sientes que te dicen algo del futuro, pero sólo te muestran tu estado actual. Yo sé. Ya tienes tu soledad y sientes que eso es lo correcto y lo mejor, pero hay una parte de ti que sabe que no, que necesitas salir y hablar y formar amistades perfectas e imperfectas. No pidas lo que no eres.

En la televisión, ves una serie de muerte y de reencarnación. Te gusta que el personaje muera para volver a nacer y a hacer las cosas mejores. La sientes como parte de ti, como una parte de tu propio cuerpo. La historia te seduce y amas todo lo que ves. Te gusta el sufrimiento. Te hace reflexionar. Los personajes sufren y tú siente que tu dolor es más fuerte. Apoyas el llanto de los protagonistas y casi lloras. Es empatía y viene la antipatía. Hay música de piano. Siempre quisiste aprender piano, pero no concretaste. Ojalá lo retomes. Pero tu inspiración se desvanece al recordar que dejaste de querer a algunos cercanos que tocaban el piano. No sabes si los odias ni tampoco quieres saber si los perdonaste, porque no están ahí contigo apoyando tu estado ausente. Sientes que ellos te han quitado la pasión por la música. Eso es un detalle consciente. Ellos ya no son tu luz. Ellos son luz de otros lados y de otras personas. Ya apaga ese resentimiento. Duerme, es de noche.

Te desvelas. Yo te digo: no puedes salir. Estás en este cuerpo. No es definitivo, claro. Sabes que debes estar alerta. Una emoción muy mala puede provocar alguna enfermedad terrible. Sabes secretos que a nadie le importan. No debes sobrepensar. Pero te cuesta y luchas con tus obsesiones hasta la derrota. Buscas sacarlas de tu mente como si pelearas a muerte con ellas. Si usaras un arma sería un alivio inmediato. Que no te ganen la pelea esas rabias ni esas tristezas. Son gusanos que corroen el cuerpo hasta matarte.

Esta noche te apoderas de energía para lograr tu paz. De eso se trata todo. Cuando sabes la verdad y la tuya también, te relajas. Sé que quisieras haber sido más inteligente y fuerte. Hay tanta imperfección, tanta incredulidad, que fuiste parte de esos errores. Lo bueno es que no lastimaste con odio ni con venganza. Deja ser. A veces tendrás que rendirte para salvar tu vida. Te duermes ¿Te aburro? Quizá sólo te he relajado de tanto hablarte. Duerme. Duerme, espíritu. Descansa un rato.

Eres importante. Sé que quisieras trascender más allá de lo posible en este mundo, pero es tan corta la vida, que más vale reír y bailar y amar sin medida. Comprende: el fin es desconocido, el fin es una sorpresa. Deja que el agua del río te lave los pies. Deja que todo sea. No te quejes. 

Estoy contigo para traerte calma. Yo soy dos veces. Te amo y prometo amarte siempre. 

Las cortinas dejan entrar la luz y el calor del sol te anima.
Es hora de vivir un nuevo día.

Despierta.

domingo, 24 de abril de 2016

El pensamiento


El pensamiento

Un hombre se levantó temprano. Miró la belleza de su mujer acurrucada en la cama. Cerró la puerta de la habitación. Salió al patio. El sol de las diez de la mañana de ese domingo le hizo bien a su calma. El hombre pensaba: uno es un pensamiento, uno está hecho de la suma de muchos pensamientos. Entonces imaginó que sería un día agradable y lo creó. Su mujer se levantó. Preparó un desayuno. Vio al hombre y creyó que estaba angustiado. Preparó té y pan tostado con queso fresco. Lo llamó.
- Ven. Hace frío.
He hizo frío. El hombre sonrió. Después hubo calor. La mujer había realizado lo que el deseo del hombre había creado.
- Te amo – declaró él.
Y hubo amor ese domingo y todos los días venideros. Así pasó el tiempo, pensando que todo iba a estar bien. Y estuvo todo bien, desde el cuerpo hasta la mente, desde los problemas cotidianos, hasta los conflictos sociales. El hombre se dedicó a estar bien y se hizo eterno.

Los hombres buscan problemas en vez de soluciones. Allí donde se ve todo mal, en realidad está todo esperando ser apreciado, porque el hombre hará del mundo lo que sea que esté pensando.

martes, 23 de febrero de 2016

De "Fábulas para animales como usted" 30: Tortuga.


Tortuga

Caminaba la tortuga en medio de las patas de la mesa. Se movía rápido, contradiciendo todas las metáforas sobre su lentitud. Ella no podía medir el tiempo. Contemplaba la calma del lugar. En realidad meditaba todo el tiempo, pero ese descubrimiento aparecería siglos después en el entendimiento de la humanidad. Estaba caminando bajo una mesa en medio de un matrimonio de ancianos. Los dos comían una sopa para soportar el frío de la tarde. Yo los veía y no podía expresarlo, pero sentía el eco de su vida en la energía que me regalaban cuando me tomaban en sus manos huesudas para hablarme con cariño. Me dejaba querer como una hija feliz.

Yo percibía su alegría arrugada y pensaba: ¿Dónde se iba su felicidad? ¿Dónde quedaban resguardados los hermosos recuerdos de toda una vida? Y ahí se descubre mi naturaleza secreta: viajar por los recuerdos de la existencia. Entonces medité para contemplar recuerdos con el permiso divino. Vería el sentido de mi vida.

La mujer reía contenta. Sonreía mucho. Yo la notaba con ganas de vivir y descubrí el espíritu de su juventud atrapado en las ondas del tiempo. Vi a una joven con tantas ganas de vivir. Vi su primer beso en la adolescencia de sus mariposas. Vi cómo una hermana que nunca conoció fue echada a la selva por su apariencia reptil. Ella había sido una sobreviviente, una elegida para ocupar el mundo y aprender a ser fuerte, a pesar de ser la máxima expresión de la soledad humana. Le dolía más la soledad que la muerte. Tomaría decisiones para cambiar su destino de mujer abandonada a la mala suerte. Sacaría premio por su valentía.

El marido era un hombre huraño. No le gustaba hablar. A veces quería entregar cariño, pero se sentía débil, incapaz de controlar el desborde de su corazón. Vi que de niño aprendió a ser silencioso y rabioso. Había luchado por ser más locuaz o atrevido, pero su naturaleza fue la de ser un hombre indiferente, digámoslo bien: no le importaba nada. Había tomado muchas decisiones porque sí, sin reflexionar, eso le quitaba tiempo. Era solitario. Le costó encontrar mujer. Tenía ganas de ser como los otros muchachos que fumaban y se mostraban conquistadores con cuanta jovencita se les presentaba. No lo logró, pero conocería a la solitaria y única mujer que tendría cerca de los treinta y siete años. Lo único que hizo fue decirle:
- ¿Casémonos?
- Bueno. Veamos cómo nos lleva la vida.

Esta historia de amor se pone interesante. Puse atención a las líneas de tiempo del amor.
Sigamos:

Los dos quisieron aprender a amarse. Fue un proceso lento. Primero fueron unos besos tímidos. Después fueron con deseo. Eran jóvenes y estaban aprendiendo. Era como el colegio, pero aquí se podía repetir cualquier prueba hasta aprobar. Eso de los besos y los abrazos terminó en una intimidad que, más que sexo, buscaba descifrar el enigma del amor, de aprender, de saber cómo se ama, cómo se juntan dos para amarse, etcétera. Ella era una chica rara. Él tenía un ahogo en el pecho y no se liberaba de él. Pretendía, con sus manos ásperas, comprender a esta mujer de mejillas suaves que le enterneció el vientre y el corazón hasta ahora. Juntos aprenderían a quererse y a formar un hogar bonito para procrear una familia grande. Con ganas, corazón y compañía, salen frutitos todos los días.

 El amor es la fuente de la paz y de la bondad.


Salté en el tiempo. Vi que tuvieron dos hijas. Nacieron unidas, pero trabajaron arduamente por conseguirles la operación que las separaría. Sufrieron tanto con las niñas. Al principio –no lo dijeron, sino que lo pensaron- guardaron un silencio culpable. Algo habían hecho mal, algo no estaba bien con ellos. Él salió a caminar por ahí cuando me encontró. Me llevó a casa. No mentiré: metí bulla para que me dejara ir, pero me rendí. Yo creo que me vieron como una metáfora de su situación. Fui algo así como «la paciencia con patas». Quizá me vieron como un signo útil. He pasado hartos años con ellos. La familia ha crecido. Quería contar esto. En realidad la historia es larga, pero sólo quería decir que es interesante ser la mascota añosa de esta casa. No cuento más porque las tortugas y los ancianos estamos ocupados en asuntos que ustedes deben descubrir a su tiempo.

De "Fábulas para animales como usted" 24: Vaca.


Vaca

La eligieron de nodriza para un niño. Se sintió como una vaca. Rechazó la petición. La otra madre no lo quiere. Escuchó esa frase y lloró por dentro. Callada, quédate callada. Pidió estar sola un rato. Una enfermera le trajo agua con azúcar. Bebió. Se levantó y fue al baño. Se lavó la cara. Con esa purificación botó la pena. Se concentró en lo que la naturaleza le pedía con insistencia. Está bien.

Tomé al bebé y lo puse en mi pecho. Lo alimenté. Recordé lo aprendido en el colegio: Via láctea significa camino de leche en latín. La humildad del gesto. En este momento mis sentidos desaparecen. Estoy sola en este secreto. El apoyo esperado no tiene la profundidad de mis sentimientos. Ahora los actos no trascienden, sino que son. La gente está más fuerte. La gente ya no llora con la muerte. La gente ya no llora con la vida. Llegará el equilibrio. Es una época de transición. Maduro mi experiencia. Lucho contra mis debilidades. Me elogio.

Dos criaturas competían por la inmortalidad. Una sería más fuerte que la otra. La nodriza animal, la humillación confusa quizá no lo era tanto. Adentro, su consciencia guardó esta anomalía en el baúl secreto de la inconsciencia. Esta diosa sería el primer trauma de esos nacientes. Sí, ese conocimiento lo ha advertido en sus miradas. El ojo explora, retiene. Ella lucha por desprenderse de esa responsabilidad. Su niño y ese otro niño. Resopla. Necesita más agua con azúcar. Está irritable. Quiere gritar a la otra madre este violento uso de su cuerpo, este tabú antiguo. Dejar de pensar. El líquido brota sin pausa para acallar el hambre. El instinto hace su trabajo con esas encías. Ella no quiere mirar a los ojos a esa criatura ajena. No le pertenece. La leche fluye por su cuerpo enviando un poco de vida, de su vida. Ella es alimento.

Existir es ser necesario para alguien.

Pasan los días de reposo. Debe irse. La leche de su cuerpo es para su hijo. Viaja a su casa. El trayecto le da serenidad. Niega su lactancia otra. No ocurrió. Concebido.

Allá, en una cuna, el niño  agita sus brazos y olfatea buscando la fragancia del pecho de una mujer que se bañará tres veces para desprenderse de ese olor vástago. Hay una sala al lado con otros niños no reclamados por sus deformidades. Reunidos por esa forzosa soledad, los destinos cambian para uno y son breves para otros.

El destino largo lo tomó aquél niño envuelto en el misterio de su origen. En esa sala recibió un nombre, abrazos formales y una que otra palabra cariñosa. A los meses sus documentos decían que estaba listo para ser adoptado. Encontró refugio con los años. Fue amado. El descubrimiento de su origen lo intuyó en aquella mujer que lo buscaba tratando de que no se notara. Cuando apareció de frente en su vida adulta, dudó en cómo reaccionaría al oír la historia que ningún niño desearía conocer nunca.

martes, 9 de febrero de 2016

De "Fábulas para animales para usted" 9: Araña.

                                                                                Araña

Ella tejía un sueño. Diseñaba fractales perfectos. Un breve descanso alivió su tarea. Su obra adquiría significado emocional. La dimensión onírica estaba y no estaba en su relativa conexión. (El sueño dibujaba mapas en su conciencia). Vio a su única hermana frente a un espejo. Quizá compartían el mismo sueño. Apartó la mirada.

Decidió otra posibilidad. Visitó el tiempo. Evocó el cabello trenzado por mamá y por papá en un solemne acto de amor. Al terminar el peinado, las niñas salían a pasear por el jardín. Cortaban unas flores que adornaban su pelo. Así las recordó: distinguiéndose en el jardín, como estrellas en un cielo verde, estaban las ipomeas azules. Se le detuvo la niñez. (En sus días venideros, la imagen de estas flores se proyectaría en una incesante búsqueda de esta enredadera para cubrir las murallas de su jardín de enamorada).

Está siendo terminado un tejido. Está siendo sobrellevada una angustia. Una ira secreta no ha sido aplacada. Una vida terrible es asunto digno de los héroes o de los famosos, porque no entristece a nadie, pero ella sabe que su historia sí. Los patrones se desordenaron. Un repentino temblor corporal la despertó. Abrió los ojos a la verdad. Su hermana siamesa seguía unida a su cuerpo.

El autoengaño es una trampa relativamente efectiva.

Ella revelará en su vejez (hijos, nietos y bisnietos están atentos):

- Me costó aceptar a mi hermana. Me costó gran parte de mi vida. Cuando nos separamos, nos confesamos nuestros secretos en largas conversaciones. Quedamos en paz. Ahora solamente pensamos en el porvenir de la familia. Ella está conmigo en todas las distancias.

Suena un teléfono. Es la hermana. Todos quieren escuchar lo que hablan, pero se alejan para respetar la grandeza de esa delicada historia familiar.