Aventura

Literatura, naturaleza y emoción.
Mostrando entradas con la etiqueta Intertextualidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Intertextualidad. Mostrar todas las entradas

sábado, 25 de junio de 2022



Pide y se te dará

Conoció el vacío y esa depresión que le hacía desear dormir todo el día. Entonces quería saber por qué estaba viviendo todo ese caos interno. Tomó las llaves del auto y se enfrentó a su propio presente. Iba con las ventanas abiertas. El viento frío le dio vida. Tomó la ruta hacia un cerro al que le gustaba ir cuando estaba tenso de rabia por no tener respuestas. Allí increpó a Dios y le dijo que ya era suficiente el dolor, que le quitara el castigo y que por fin pudiera vivir contento con la vida. Dios lo observaba desde cerquita. Bajó en forma de camaleón y se confundió con el paisaje.
- ¿Por qué me culpas de tus problemas? – dijo Dios con cara de por qué me buscas con esa cara de aflicción.
El tipo no entendió. Esperó pensar mejor las cosas antes de hablar.
- Sabes – añadió Dios - que no siempre tengo que ver yo con sus cosas humanas. Si la gente hiciera lo que yo les digo - porque soy la perfección - no andarían por ahí sufriendo y llorando a escondidas con la vergüenza de no poder hablarlo con otra persona. No sé cómo aguanto tanta falta de inteligencia.

Dios, en realidad, no habla, sino que despierta ideas en la mente primitiva que tenemos. El hombre no reaccionaba. Entonces rogó a Dios que lo ayudara a sentirse menos solo y más feliz. Dios equilibró cada movimiento en el mundo para que él recibiera lo que necesitaba. No era tan fácil. Casi siempre tardaba algunos días en dar lo que le habían pedido. Él mismo lo había prometido. Dios se acuerda de todo y, a veces no, por eso mandó a escribir algunos libros para inspiración de la gente.

El hombre empezó a mejorar y a tener su propia felicidad. Primero notó un cambio profundo en su estado anímico. Luego, sintió ganas de salir a hacer ejercicio y a compartir la vida con otros. Finalmente, aceptando tímidamente una invitación a una fiesta, conoció gente y un grato gesto de Dios lo acercó al amor que le venía bien. Su cara cambió. Sus ojos brillaron de vida. Con los días, el tipo ya había mejorado bastante, tanto así que no necesitó desahogar su amargura en ninguna parte. Dios lo vio feliz y supo que, por lo menos, había hecho una buena acción para el amor que quiere que se exprese en todo lugar. 

Al tipo lo va a mirar de repente para saber si otra vez anda dando lástima, pero no, nada, lo ha visto bien, sabes, porque tampoco quiero que piensen que no tengo misericordia. Mi paso por la tierra es para que la gente se sienta contenta y llena de amor. Ya hablamos mucho de mí. Los ancianos somos aburridos. Ya descansa. 



domingo, 24 de abril de 2016

En memoria de Camus.



El descanso
En memoria de Camus.

Encontré un poco extraño el día. Hacía calor, pero ese calor raro de estos tiempos. Es el año 2016. Hay días en que ni me molesto en levantarme. Sólo miro el cielo de mi ventana. Los marcos no me limitan, la puerta, sí. He decidido hacer mis tareas lentas, para disfrutar el tiempo de cada gesto. Abrí la ventana para limpiar el aire. Algunos pájaros volaban por el cielo grato.

Me levanté. Me bañé. Me peiné para conocer mi futuro. Salí contento por la vida.
Era un día grato para caminar.
Era un día bueno para vivirlo.

En eso estaba cuando reconocí a mi buen amigo Albert. Le pregunté cómo estaba. Me contó un problema o discusión con su hija. No entendí mucho, pero me di cuenta de que él estaba tenso. Le conté un chiste para distraerlo. Él rió, pero aún estaba dominado por una rabia fuerte. Le dije que si lo acompañaba a su casa, que podía llevarlo en mi automóvil. Me dijo que estaba ocupado. Se fue.

Me sentí como una caricatura que camina silbando con esa música de orquesta colorida y alegre.
En realidad sí era colorido.

Mi día fue una larga caminata. Fue sano. Volví tarde a casa. Me vi a mí mismo acostado por días en mi cama. No había desorden. Había tranquilidad. Volví a mi sueño. Cerré los ojos sin preocupaciones ni miedos. Dormí y desperté sonriendo para continuar la historia feliz que estaba escribiendo.

jueves, 14 de enero de 2016

Franz Kafka en mi memoria.

Gregorio Samsara

Gregorio Samsara estaba leyendo mucho. Llegó a niveles profundos de la conciencia. Estaba disciplinado por un orden anterior, por el pasado, por las ideas de otros, por la educación de otros. A medida que leía todo tipo de libros hermosos, su mente alcanzaba los niveles más altos de comprensión y se adentraba más profundamente en la verdad, en el conocimiento, en la sabiduría y en el entendimiento.

Leyó un poco más, hasta que alcanzó su propia rareza: la transformación. Decidió retratar su vida en historias fabulosas para enseñar sus verdades por medio de la introspección de las palabras. Creó ilusiones para sorprender a los lectores. No dio pistas claves en sus libros. Sólo se dedicó a hacer pensar para cuestionarlo todo. 

Así le dijo a su amigo Franz un día: 

- Tú figurarás como autor de mis obras.

Franz era un tipo hermético. No dijo nada.

La historia aún no termina. Gregorio salió a pasear lejos. Pero volverá una y otra vez.

Por Alik Handru, microcuentista chileno.