Aventura

Literatura, naturaleza y emoción.
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miércoles, 1 de enero de 2025


El hilo negro enredado
Alik Handru, microcuentista chileno.

Siempre fue vestida de negro. Pero no sabía por qué. Así diseñaban toda su ropa y gastaban bastante en hilo negro. No usaban otro color en su ropaje. La vestían así y quedaban felices. Aunque ésta es la imagen típica de la muerte, dicen las escrituras que es un ángel, un ángel blanco e impertérrito de un Dios que no deja comprender aún todos los misterios de la vida que conocemos hasta la fecha. Quizá nuestra mente mejore con los siglos y podamos adentrarnos en esas cosas de las que nadie quiere escuchar. Las historias vienen y van. Las ideas son eternas y permanecen guardadas para heredarlas una y otra vez hasta que sean superadas por otras mejores.

El ángel de la muerte sabe nuestra fecha. Dios lo envía. Es lo único cierto.

Mariano fue como cualquier otro niño encantador. A pesar del amor, de la educación, la vida haría de él un hombre de mal. Su valor se midió en medio de cuchillas y de armas. Había desafiado al más malo de todos y pasó lo que ya sabes: recibió cinco disparos en el cuerpo y quedó tirado en la calle hasta que lo encontró la policía con su madre suplicando otra oportunidad. 

Todavía resuenan en mi cabeza los secos lamentos de su madre al escuchar la noticia no por dolor, sino por paz, porque ella esperaba ese final.
-¡Hijo mío! - gritó y no hubo más voz ni brotó una sola lágrima.

Sangre. El dolor, limpiar esto, si sé, lo sé, este llanto, esta resignación, este alivio. Porque yo estaba esperando, en mi parte más oscura, su muerte, que es la paz también para los demás. Ya no quiero ser madre. Sólo quiero saber que ya se acabó. Trajiste sufrimiento, Mariano, trajiste dolor y ese dolor lo cargó cada persona que te amó. No sabes cómo me siento, cuánto te quise, cuánto daría por haber hecho algo más. Yo te siento y me hundo en este silencio incómodo y malo.

El ángel había cumplido su misión y no volvió a saberse de Mariano. Las flores se secaron sobre su tumba y luego fueron a dar a la basura. 

El hombre hace al hombre y también lo destruye. 

Dos mujeres que no se conocieron buscaron la forma de morir casi al mismo tiempo. Nadie las detuvo. Dicen que sus decisiones fueron motivadas por hombres tiranos y malvados que las colapsaron. No soportaron la presión, pero tampoco tenían que hacerlo. Se paralizaron y no huyeron como pensaríamos. Se cree que ambas sintieron lástima de esos hombres: ¿quién los iba a querer? Creyeron que los podían hacer cambiar. Entonces tú te preguntas cómo alguien puede influir tanto en tu mente y lo ves simple y concluyes que esa persona es débil o influenciable y no aceptas otra opinión. Notas algo distinto ahora que buscas entender. Recuerdas que, muchas veces, tu mente no da para más e intentas olvidar todo y te distraes hasta que te vence el sueño y despiertas y no se ha ido nada del agobio que no te deja descansar ni dormir ni soñar bonito. Ambas nunca se conocieron ni sabemos si se conocerán. Ambas fueron a comprar una soga y hacen lo que intuyes: se ahorcan. La vida no les da ninguna esperanza ante una persona horrible que pensaste que te amaba. No supieron cómo luchar. Estas mujeres son hermosas. Su pelo es largo, muy largo y cae, flota y va y viene. No debiste imaginar esa situación.

Las dos mujeres fallecen y nadie quiere acordarse de ello. Todos quieren saber por qué ha ocurrido. No hay carta ni nota de despedida. Entonces las encontraste meciéndose, vomitas y algo de relajo te da esa purga. Consigues olvidar después de años, pero sientes culpa por no haber hecho algo. No había nada que hacer. Su familia baja la cabeza y se siente culpable de por vida. La tristeza no se va del corazón cuando se amó de verdad.

Me gustaría morir en el sueño.

Cuando niños nos permitimos hablar de la muerte. Nadie pensaba en eso. Pero nos juntamos en el patio de la escuela y estuvimos de acuerdo en que morir en el sueño era la forma más agradable e indolora de dejar el mundo. Pero éramos chicos y no sabíamos el alcance de esa conversación. Vino un silencio grande y luego dijimos que mejor nos íbamos a jugar y así lo hicimos, pero yo sé que esa conversación tan íntima haría trauma. 

Crecimos. Rami murió electrocutado junto a otro trabajador mientras intalaba unos cables en un ducto bajo tierra. Alguien dió el paso de la corriente sin saber que ellos estaban ahí. Era un tipo grande y siempre se burlaban de él. Daba puñetazos y siempre andaba enojado. Tenía buena situación y creo que eso molestaba a los otros, porque siempre llegaba con cosas caras y uno ni hablaba, porque nosotros apenas teníamos dos monedas únicamente para comprar dulces y pasar el hambre de estar todo el día encerrado aprendiendo a ser mejor o a ser peor. Entonces hubo duelo y ese silencio que siempre acompaña a la muerte. 

Siento que necesito desahogarme de eso y más.

Alberto era algo callado y tampoco conoció a las dos mujeres. Supe que también se quitó la vida. Era huraño. Era alguien difícil de tratar. Jugaba como cualquier niño, pero había algo de violencia en su actuar, algo que sólo sirve de detalle. Recuerdo a su madre. Ella parecía ausente de la crianza de su hijo. A veces creo que ella le tenía miedo a su propio hijo, incluso desde pequeño. Las madres saben siempre cómo termina la historia de cada uno de nosotros desde el primer día en que nos miran el alma a través de los ojos. Alberto murió de veinticinco años y fue olvidado.

Cada muerte que hemos conocido necesita un desahogo, una conversación para liberar ese monstruo destructivo que es la angustia, el nerviosismo o el miedo. Cada muerte es un porqué y luego seguir adelante. Y nos sentimos solos y desamparados.

Escúchame: he sentido mucho dolor y no lo he comunicado. Estas líneas ayudan un poco. Hablar y hablar. Necesito decirte que me he sentido triste y asustado. No me quiero morir. Me da miedo vivir. No quiero perder a nadie. Quiero que todos vivan para siempre y que sean felices. Aún lloro por los que no pude salvar. Quiero entender igual que todos. No hay que morir sin haber sido feliz. ¡Oh, Dios, cómo puedo vivir con esta incertidumbre!

Quiero salir a fumar. 
Déjenme solo.
Gracias por comprender.




        

martes, 23 de febrero de 2016

De "Fábulas para animales como usted 29": Mariposa.


Mariposa

Aún no amanecía. La mente de sus ideas estaba sin sentido. Entonces un hecho inusual: un pájaro enorme revoloteaba cerca de aviones. Las noticias cubrían el evento como si no hubiera desgracias horribles para alertar el miedo del público. Después el enorme pájaro desconocido era visto con águilas. Las enormes aves perdieron el orden de su naturaleza y dispersaron su reacción ante ese pájaro extraño. Él muchacho siguió la noticia hasta que escuchó el sonido de la lluvia sobre el techo de las casas. Corrió una cortina y estuvo en esta nueva pantalla de una realidad monótona. No quería estar solo. Esperaba que lo llamaran, no quería inspirar lástima u obligar a algunos de sus cercanos a tenerlo cerca. Esta soledad.

La lluvia cesó después de veintiún minutos. El sol salió fuerte. Una mariposa se posó en las flores y en su inquietud, revoloteando y provocando un movimiento de escape de los segundos iguales. Se dispuso a seguir a la mariposa que vio allá afuera. Las personas en tensión con frecuencia salen a caminar hasta agotar su malestar. Esta vez un muchacho sigue a una mariposa. La sigue como un hombre enamorado tras la única mujer que le recuerda la totalidad de su vida o el roce de su mano en la primera ocasión en la que fue permitido ese instinto.

La mariposa era la clásica variedad de alas amarillas. El día estiraba sus alas de tiempo y permitió este desorden de un chico que tenía la mente bloqueada un poco (suele suceder esto a cualquier edad y genera estados de pesadez mental insoportables). Él caminó tras ella por donde pudo. Pensó en una señal. En realidad esperaba que algo pasara, un milagro, un mensaje, un cambio en su vida. Había pasado bastante tiempo en cama haciendo nada, arrastrándose por el suelo de pura flojera, envolviéndose en las sábanas para hacerse dormir, levantándose el ánimo con una pataleta rebelde, como la mejor medicina anímica contra la irritabilidad.

Mejorar el ánimo es una orden que se obedece.

En el tiempo de la juventud, este hombre está contemplando la mariposa que se va hacia el cielo. Tiene diecisiete años y preguntas existenciales. La mariposa es su espíritu guiándolo al orden de la vida. Este joven mira el cielo hasta que le duelen los ojos. Se da cuenta de que ha hecho un viaje tonto. Mira el suelo, sus zapatillas gastadas. Cierra los ojos para tranquilizar su corazón. Ahora mira de nuevo y tiene veintisiete años y anda con unos zapatos más formales. Toma la decisión de retomar su trabajo. Camina de vuelta. Hay que cumplir con el jefe, hay que llegar a fin de mes, hay que comprender que se debe vivir en equilibrio con todas las obligaciones que hacen del mundo un lugar agradable para todos. Es fácil: ayuda que te ayudarás. Vuelve caminando a su trabajo. Conversa con un tipo sobre una noticia antigua acerca de un niño que había nacido con tres brazos. El otro le cuenta que se acuerda, pero que vio en un documental que le había amputado la tercera extremidad y ya era una persona normal que se dedicaba a escribir poesía en su pueblo cerca del mar.

La vida entrega señales para visualizar el futuro.

El hombre está en su jardín. Tiene treinta y siete años.

- Es un día hermoso. Mi hijo pequeño aprieta mi mano. Amo a la mujer que está aquí conmigo en silencio mirando la mariposa que se acerca sin miedo a posarse en mi mano.