En cámara lenta
Cuando Ardio imagina su vida, la ve como en las películas, a veces como
en los libros, porque no le gusta leer mucho. Tiene adicción a las películas.
Empieza por la mañana levantándose como en las películas, como si las cámaras
enfocaran la belleza de cada gesto que hace. Se levanta y hasta el movimiento
del cobertor lo hace lentamente. Cada detalle cuenta. Sigue la ducha. Esconde
esa barriga de sus veintinueve años. Se echa desodorante como en los
comerciales, también perfume. Se viste guiñando un ojo al espejo. Se viste como
caballero. Toma desayuno con jugo de naranja y tostadas. Se lava los dientes.
Allí se mira por última vez. Ardio se ve al fondo de la multitud caminando por
la ciudad. Hay una visión general de una muchedumbre sorteando la rutina. Todos
están bellamente presentables para el día. Enfocamos nuevamente a Ardio, pero
sólo nos centramos en sus ojos. El espejo del alma nos dice que está feliz, que
más allá de un día igual a otro, se puede luchar por vivirlo como se pensó sería
la mejor de las películas vistas. Entonces nos alejamos y dejamos una visión
panorámica del alma de la ciudad. Hay ruido de fondo. Ardio sigue su ritmo con
una canción conocida. Lo dejamos. Ardio, que te vaya bien. Fin.
Alik Handru, microcuentista chileno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario