Mariposa
Aún no amanecía. La mente de
sus ideas estaba sin sentido. Entonces un hecho inusual: un pájaro enorme revoloteaba
cerca de aviones. Las noticias cubrían el evento como si no hubiera desgracias
horribles para alertar el miedo del público. Después el enorme pájaro
desconocido era visto con águilas. Las enormes aves perdieron el orden de su
naturaleza y dispersaron su reacción ante ese pájaro extraño. Él muchacho
siguió la noticia hasta que escuchó el sonido de la lluvia sobre el techo de
las casas. Corrió una cortina y estuvo en esta nueva pantalla de una realidad
monótona. No quería estar solo. Esperaba que lo llamaran, no quería inspirar
lástima u obligar a algunos de sus cercanos a tenerlo cerca. Esta soledad.
La lluvia cesó después de veintiún
minutos. El sol salió fuerte. Una mariposa se posó en las flores y en su inquietud,
revoloteando y provocando un movimiento de escape de los segundos iguales. Se
dispuso a seguir a la mariposa que vio allá afuera. Las personas en tensión con
frecuencia salen a caminar hasta agotar su malestar. Esta vez un muchacho sigue
a una mariposa. La sigue como un hombre enamorado tras la única mujer que le
recuerda la totalidad de su vida o el roce de su mano en la primera ocasión en
la que fue permitido ese instinto.
La mariposa era la clásica
variedad de alas amarillas. El día estiraba sus alas de tiempo y permitió este
desorden de un chico que tenía la mente bloqueada un poco (suele suceder esto a
cualquier edad y genera estados de pesadez mental insoportables). Él caminó
tras ella por donde pudo. Pensó en una señal. En realidad esperaba que algo
pasara, un milagro, un mensaje, un cambio en su vida. Había pasado bastante
tiempo en cama haciendo nada, arrastrándose por el suelo de pura flojera, envolviéndose
en las sábanas para hacerse dormir, levantándose el ánimo con una pataleta
rebelde, como la mejor medicina anímica contra la irritabilidad.
Mejorar el ánimo
es una orden que se obedece.
En el tiempo de la juventud,
este hombre está contemplando la mariposa que se va hacia el cielo. Tiene
diecisiete años y preguntas existenciales. La mariposa es su espíritu guiándolo
al orden de la vida. Este joven mira el cielo hasta que le duelen los ojos. Se
da cuenta de que ha hecho un viaje tonto. Mira el suelo, sus zapatillas
gastadas. Cierra los ojos para tranquilizar su corazón. Ahora mira de nuevo y
tiene veintisiete años y anda con unos zapatos más formales. Toma la decisión
de retomar su trabajo. Camina de vuelta. Hay que cumplir con el jefe, hay que
llegar a fin de mes, hay que comprender que se debe vivir en equilibrio con
todas las obligaciones que hacen del mundo un lugar agradable para todos. Es
fácil: ayuda que te ayudarás. Vuelve caminando a su trabajo. Conversa con un
tipo sobre una noticia antigua acerca de un niño que había nacido con tres
brazos. El otro le cuenta que se acuerda, pero que vio en un documental que le
había amputado la tercera extremidad y ya era una persona normal que se dedicaba
a escribir poesía en su pueblo cerca del mar.
La vida entrega
señales para visualizar el futuro.
El hombre está en su jardín.
Tiene treinta y siete años.
- Es un día hermoso. Mi hijo
pequeño aprieta mi mano. Amo a la mujer que está aquí conmigo en silencio
mirando la mariposa que se acerca sin miedo a posarse en mi mano.
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