Aventura

Literatura, naturaleza y emoción.

domingo, 24 de abril de 2016

El pensamiento


El pensamiento

Un hombre se levantó temprano. Miró la belleza de su mujer acurrucada en la cama. Cerró la puerta de la habitación. Salió al patio. El sol de las diez de la mañana de ese domingo le hizo bien a su calma. El hombre pensaba: uno es un pensamiento, uno está hecho de la suma de muchos pensamientos. Entonces imaginó que sería un día agradable y lo creó. Su mujer se levantó. Preparó un desayuno. Vio al hombre y creyó que estaba angustiado. Preparó té y pan tostado con queso fresco. Lo llamó.
- Ven. Hace frío.
He hizo frío. El hombre sonrió. Después hubo calor. La mujer había realizado lo que el deseo del hombre había creado.
- Te amo – declaró él.
Y hubo amor ese domingo y todos los días venideros. Así pasó el tiempo, pensando que todo iba a estar bien. Y estuvo todo bien, desde el cuerpo hasta la mente, desde los problemas cotidianos, hasta los conflictos sociales. El hombre se dedicó a estar bien y se hizo eterno.

Los hombres buscan problemas en vez de soluciones. Allí donde se ve todo mal, en realidad está todo esperando ser apreciado, porque el hombre hará del mundo lo que sea que esté pensando.

En memoria de Camus.



El descanso
En memoria de Camus.

Encontré un poco extraño el día. Hacía calor, pero ese calor raro de estos tiempos. Es el año 2016. Hay días en que ni me molesto en levantarme. Sólo miro el cielo de mi ventana. Los marcos no me limitan, la puerta, sí. He decidido hacer mis tareas lentas, para disfrutar el tiempo de cada gesto. Abrí la ventana para limpiar el aire. Algunos pájaros volaban por el cielo grato.

Me levanté. Me bañé. Me peiné para conocer mi futuro. Salí contento por la vida.
Era un día grato para caminar.
Era un día bueno para vivirlo.

En eso estaba cuando reconocí a mi buen amigo Albert. Le pregunté cómo estaba. Me contó un problema o discusión con su hija. No entendí mucho, pero me di cuenta de que él estaba tenso. Le conté un chiste para distraerlo. Él rió, pero aún estaba dominado por una rabia fuerte. Le dije que si lo acompañaba a su casa, que podía llevarlo en mi automóvil. Me dijo que estaba ocupado. Se fue.

Me sentí como una caricatura que camina silbando con esa música de orquesta colorida y alegre.
En realidad sí era colorido.

Mi día fue una larga caminata. Fue sano. Volví tarde a casa. Me vi a mí mismo acostado por días en mi cama. No había desorden. Había tranquilidad. Volví a mi sueño. Cerré los ojos sin preocupaciones ni miedos. Dormí y desperté sonriendo para continuar la historia feliz que estaba escribiendo.